¿Me perdonas?
¿Me perdonas?
Por Karen Lucía Tapia
Hernández
Resulta que hace un tiempo había comprado una planta llamada Suculenta y
decidí dejar la planta en su maceta en una mesa, la cuidaba y regaba conforme
requería y la vi crecer con un retoño, unas florecitas y unos frutos de la
planta. ¡Estaba alegre, pues llevaba tiempo de no tener una plantita… pero vino
un momento, mi prima reubicó la planta en otra mesa y mi perro un pastor alemán,
decidió era “comestible” y la desbarató! Tristemente y enojada miraba a la
planta y al perro, ¡pero mientras observaba a la planta vi que tenía un pequeño
retoño que estaba intacto y que después del brutal ataque canino, después de
todo esta planta sobrevivió!
A veces cuando alguien nos ofende, tenemos una mezcla de emociones entre rabia,
dolor, resentimiento, indignación y quizá otras cosas más y es por esto, que
muchas veces no dejamos ir la ofensa, ni dejamos ir al ofendido y mucho menos
dejamos ir nuestro dolor. Pero al contrario de la planta, los que más sufrimos
somos nosotros, pues es una manera de bloquear nuestro ser espiritual de
recibir bendiciones de parte de Dios. En sí, el retoño puede representar
nuestros sentimientos, ya que podemos dejar que estos sigan creciendo y vuelvan
a aflorar en una hermosa planta o podemos decidir, destruir el retoño por
completo y descuidar lo que había allí.
Mateo 6:14 (RVC)
“14 Si ustedes perdonan a los
otros sus ofensas, también su Padre celestial los perdonará a ustedes.”
El perdonar a otros muchas veces nos es difícil, quizá aún más si sentimos
hemos sido rechazados, defraudados, decepcionados o lastimados. Pero aquí es
cuando nos ponemos a pensar, si realmente vale la pena guardar la ofensa, o por
el otro lado, analizar cuál fue nuestra parte en la acción involucrada. Cuando
Dios borra nuestras rebeliones, Él dice nunca más se acuerda de ellas, el libro
del profeta Isaías, nos dice lo siguiente:
Isaías 43:25 (RVC)
25» Yo, y nadie más, soy el que borra tus
rebeliones, porque así soy yo, y no volveré a acordarme de tus pecados.
¿Ahora, si Dios no se acuerda de nuestras rebeliones, porque nosotros nos
empecinamos en acordarnos e incluso constantemente mencionar la ofensa a la
otra persona? O algo que inclusive puede hacernos más daño, ofendernos y
hacernos los ofendidos más la otra persona realmente ni siquiera nos estaba
ofendiendo… ¿Vale la pena destruir relaciones y amistades por guardar rencor y
falta de perdón?
Proverbios
17:9 (PDT)
9 El
perdón restaura la amistad,
el rencor la termina.
el rencor la termina.
La versión en inglés dice:
Proverbs 17:9 (NLT)
9 Love
prospers when a fault is forgiven,
but dwelling on it separates close friends.
but dwelling on it separates close friends.
Traduciendo la versión inglesa
del versículo anterior, esta dice: “El
amor prospera cuando una falta es perdonada, más fijarse (o morar) en ella
separa a los amigos cercanos.” Por ende, si el amor no prospera… ya no
estamos amando de la manera que Dios ama y si Dios es amor y quiere que nosotros
amemos como Él ama y más si decimos que lo amamos a Él…
1 Juan 4:20 (PDT)
20 Si alguno dice que ama a Dios, pero
odia a su hermano, es un mentiroso. Porque si no ama a su hermano, a quien
puede ver, mucho menos va a amar a Dios, a quien no puede ver.
Ahora, ¿Qué significa perdonar? Google define perdonar como: “Olvidar [una
persona] la falta que ha cometido otra persona contra ella o contra otros y no
guardarle rencor ni castigarla por ella, o no tener en cuenta una deuda o una
obligación que otra tiene con ella.” Entonces, estimados, ahora, ¡perdonemos!
Perdonemos a los otros sus ofensas hacia nosotros, pues lo único que hacemos al
no perdonar es negar el amor de Dios. Arrepintámonos de guardar las ofensas en
nuestro corazón y así podremos estar a cuentas con Dios.
Eclesiastés 12:14
(PDT)
14 Dios conoce todo lo que hace la gente, lo
bueno y lo malo, hasta lo más secreto; y él será quien juzgue.
Si Dios es quien juzga, ¿por qué queremos nosotros ser los jueces? Ahora
perdonar no necesariamente quiere decir la relación se regresa al estado
original, hay excepciones claro está, pero siempre, siempre, debemos perdonar y
recordar lo que nos enseña el apóstol Pablo:
1 Corintios 13:5 (PDT)
5 El amor no es descortés ni egoísta.
No se enoja
fácilmente.
El amor no lleva
cuenta de las ofensas.
Entonces, si
queremos estar a cuenta con Dios, perdonemos o si nosotros fuimos los que
ofendimos, ¡pidamos perdón! ¡Oremos los unos por los otros e impulsémonos a ser
mejores cada día! No vaya a ser que, en estos tiempos, los tiempos de los
últimos días, se nos encuentre que nuestra ropa se encuentra manchada y no
seamos la iglesia sin mancha, pues hemos guardado cosas que debimos haber
dejado ir hace mucho tiempo. Y recordemos, que tal como la planta, podemos tener
un retoño y ese retoño, puede hacer que el amor prospere, tal y como Dios desea
prosperemos.
Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón, te
motivo a que lo hagas hoy, y leas la siguiente oración en voz alta:
“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues
mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y
verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el
enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz. Yo sé que, si yo hoy
muriese, en tus brazos estaré. Amén.”
Bibliografía
www.google.com
www.biblegateway.com
www.google.com
www.biblegateway.com