El pan nuestro de cada día…
El pan nuestro de cada día…
Por Karen Lucía
Tapia Hernández
El día de ayer me enviaron una fotografía cuando yo tenía unos 3 años, fue interesante ver el momento capturado en ese
entonces, porque pude ver atrás y recordar lo que era vivir en ese tiempo, pero
más que todo sirvió como túnel de conexión en el tiempo a lo que he podido
pasar en mi vida y también me hizo recordar lo que ha hecho Dios con ella. Y es
que, así como las fotografías, nosotros muchas veces capturamos momentos en
nuestra memoria, pero quizás no nos
damos cuenta que ese preciso instante es un momento que debemos agradecer por
compartirlo con quienes nos rodean, con quienes nos hicieron reír e inclusive
quienes nos hicieron llorar, porque de una manera u otra estábamos aprendiendo
algo y había alguna cosa que disfrutar. Pero, sobre todo, porque la
misericordia de Dios se renovó para darnos una nueva gracia en ese día.
Lo maravilloso de
ser agradecido con lo que recibimos cada día es que podemos disfrutar de los
pequeños detalles, las sonrisas, las comidas, nuestro techo, los momentos
compartimos con los demás o los que pasamos con nosotros mismos, porque cada
una de estas situaciones tienen algo que podemos apreciar del día a día. Cada
uno de ellos representa algo que quizás alguien más no pudo disfrutar. Y no es
para que entremos en comparación con otros de quien tiene más y quien tiene
menos sino de quien puede realmente apreciar la bondad de Dios en cada uno de
sus actos.
Lamentaciones 3:22-23
(NVI)
22 El gran amor del Señor nunca
se acaba y su compasión jamás se agota.
23 Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!
23 Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!
Pero algunos
pueden pensar: aun no tengo lo que le he
pedido, no tengo a mi familia cerca, no tengo trabajo, pero… en los momentos
cuando más frustración podemos llegar a sentir es que tenemos que analizar en
que estamos enfocándonos, queremos ver lo malo de nuestro entorno, nuestras
carencias, o queremos ver con esperanza y gratitud lo que Dios nos ha dado y
nos has dicho dará? Puede ser que los momentos que estamos pasando ahorita no
sean necesariamente los que imaginamos, pero analicemos en cuantas situaciones
hemos visto la mano de Dios moverse. Reflexionemos en los momentos de nuestra
vida, así como cuando miramos fotografías y recordamos los buenos sentimientos,
meditemos en las buenas obras de Dios. ¿Te ha salvado de algún accidente?
¿Alguien te robó algo, pero luego recibiste algo mejor? ¿Pudiste disfrutar de
ese viaje que nunca imaginaste? ¿Compartiste con tu familia y amigos momentos
inolvidables? ¿Puedes sonreír, ver, tocar, oler, degustar? ¿Tienes salud?
¡¿Estas con vida?!
Cada uno de
nuestros días representa un propósito de Dios, quizás no lo podemos ver, pero
alguien más siempre lo está viendo. A veces incluso puede ser que
inconscientemente seamos un modelo para alguien más. ¿Qué es lo que estamos
reflejando? ¿Qué deseamos reflejar? Si en estos momentos venimos con gratitud
ante el trono de gracia de Dios, podremos ver que Él mismo nos llevará al lugar
que El desea estemos.
Colosenses 1:12 (PDT)
12 darán gracias al Padre por
considerarnos dignos de compartir la herencia que tiene preparada para todos
los que pertenecen al pueblo de Dios y viven en la luz.
Desde el momento
que Dios Padre dice tenemos derecho a una herencia, quiere decir que Él ha
preparado algo bueno para nosotros, algo que nosotros podemos compartir como
familia y mirar su bondad en cada uno de sus actos. El tener acceso a una herencia, quiere decir que
tenemos un derecho como pueblo de Dios. Pero ahora acá nos toca decidir si
vamos a aceptar esta herencia o no, ¿la aceptamos con gratitud o rechazaremos
las buenas dádivas de Dios? Cuando rechazamos lo bueno, nos estamos conformando
a vivir en tristeza, descontento, desolación, a vivir sin la paz, gozo y
fortaleza que nos da Dios con el simple hecho de estar agradecidos, pues cuando
confiamos en Él, Él se vuelve nuestro refugio.
Nahúm 1:7 (NVI)
7 Bueno es el Señor;
es refugio en el día de la angustia,
y protector de los que en El confían.
es refugio en el día de la angustia,
y protector de los que en El confían.
Si nosotros
podemos vivir en constante agradecimiento a Dios, no dejaremos que los malos
pensamientos o sentimientos de destrucción atenten o arruinen nuestro día a
día. Pues inclusive en la oración enseñada por excelencia, Jesús nos dice que
busquemos el pan nuestro de cada día, lo cual quiere decir que Él, día a día,
nos dará lo que necesitamos, por lo tanto, sentiremos gratitud y podremos vivir
en la paz de nuestro Señor para sentir esa tranquilidad en Dios. Al vivir
agradecidos y sintiendo esa serenidad permitimos que sea Él quien tenga el
control de lo que no podemos controlar o incluso de aquello que quisimos
controlar.
Colosenses 3:15 (PDT)
15 Permitan que la paz de Cristo
controle siempre su manera de pensar, pues Cristo los ha llamado a formar un
solo cuerpo para que haya paz; y den gracias a Dios siempre.
Por lo tanto, miremos
como Dios se mueve en todo momento y démosle gracias a Dios en todo. Incluso aquello que nos parecía mal tiene un
aspecto positivo, incluso aquellos momentos que estábamos sin trabajo sirvieron
para capacitarnos, aquellos momentos oscuros en los que sufríamos pudimos
resurgir como nuevas personas, aquellos momentos en que la enfermedad parecía
de muerte ha mostrado el amor de cada una de las personas que nos rodean, cada
una de las cosas que experimentamos, muestra como Dios sigue obrando en
nuestras vidas. Demos gracias a Dios en todo, para que, en todo momento,
tengamos su paz.
Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón, te
motivo a que lo hagas hoy, y leas la siguiente oración en voz alta:
“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues
mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y
verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el
enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz. Yo sé que, si yo hoy
muriese, en tus brazos estaré. Amén.”
Y si hiciste esta
oración hoy, escríbeme a kltapiahernandez@gmail.com, me encantaría saber de ti. Y si esto fue de bendición
para ti, compártelo con alguien más. Somos una familia en Cristo, estamos aquí
para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te bendiga!