¡Alto! ¡Ceda el Paso!
¡Alto! ¡Ceda el Paso!
Por Karen
Lucía Tapia Hernández
Me ha
pasado varias ocasiones cuando voy conduciendo sobre una calle que no conozco y
ando buscando una dirección, que me topo con el símbolo de ALTO, justo en una
esquina… y es que usualmente cuando vamos sobre una calle desconocida tendemos
a ir despacio, pues no sabemos con qué obstáculo podríamos encontrarnos. Puede
ser que incluso a veces tengamos una persona a nuestro lado que intente darnos
direcciones u orientarnos, pero no necesariamente sabe a dónde vamos tampoco y ahí es peor la cosa, pues quizá te dicen: “gira a la
izquierda” y a lo mejor debías girar a la derecha. Sin embargo, al contrario de
los errores humanos y posibles malos entendidos que podamos tener, Dios nos da advertencias
de lo que debemos y de lo que no debemos hacer.
Salmos 119:105 (PDT)
105 Tu
palabra es lámpara que guía mis pasos;
luz que alumbra mi camino.
luz que alumbra mi camino.
Podemos tener
ocasiones en las que a veces nos sentimos en una encrucijada, quizá podremos
tener diversas opciones para escoger o en realidad no saber qué debemos hacer,
o puede ser el caso que realmente sintamos que lo que nos acontece es lo último
que hubiéramos pensado nos ocurriera... En otras ocasiones puede ser que
realmente sintamos que algo está mal, pero no sabemos cuál debería ser nuestra
siguiente estrategia para contrarrestar el problema que se nos ha presentado. Humanamente,
puede ser nos sintamos en incertidumbre sobre qué rumbo tomar y que decisión
tomar, pero ahí es cuando Dios nos comienza a susurrar en el oído que es
exactamente lo que debemos hacer o, en ocasiones, que no debemos hacer, pues
puede ser que a veces sintamos hacer algo que está lejos de su voluntad.
Salmos 119:133 (NBLA)
133 Afirma mis pasos en Tu palabra,
Y que ninguna iniquidad me domine.
Y que ninguna iniquidad me domine.
Dios es tan
bueno con nosotros, que aun cuando sabe que en nuestra humanidad le podemos
fallar, Él comienza a decirnos hacia donde debemos colocar nuestra mirada. Su
palabra se vuelve nuestra fortaleza y su palabra es la que evita que cualquier
cosa ajena a Él tome posesión de nosotros, por eso es que dice que su palabra
no dejará que ninguna iniquidad (“injusticia, perversidad, vileza, infamia,
maldad[i]”)
nos domine. Esto implica que nada de aquello que nos quiera tentar, que quiera
tergiversar lo que Dios nos ha dado, puede tomar posesión de nosotros pues su
Palabra nos hace firmes en Él.
Adicionalmente,
la palabra de Dios nos indica que existen momentos en que podemos llegar a
sentir que flaqueamos, desfallecemos, o estamos a punto de hacer algo que no
deberíamos hacer o algo pensamos algo que sabemos no proviene de Él y Él nos
dice ALTO, ahí no es el camino. Como seres humanos podremos sentirnos que no
somos capaces de lidiar con ciertas situaciones o actitudes que vayan en contra
de nuestra humanidad, a veces incluso podemos pensar que no podremos superar la
lucha contra aquello que batallamos, pero es ahí cuando Dios nos habla de que
su poder está en nuestra debilidad.
2 Corintios 12:9 (RVC)
9 pero Él me ha dicho: «Con mi gracia tienes más que
suficiente, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.» Por eso, con mucho
gusto habré de jactarme en mis debilidades, para que el poder de Cristo repose
en mí.
¿Y que
implica tener su gracia? Quiere decir que todo aquello que creíamos no podíamos
hacer lo podremos hacer con su gracia: su poder para superar las adversidades,
su favor para ir más allá de lo que imaginábamos, su bondad para recibir
aquello que no pensábamos recibiríamos, su ayuda en aquello que jamás podríamos
superar sin Él. Por eso, todo aquello que pensamos es nuestra debilidad es lo
que viene a glorificar a nuestro Dios, pues Él nos ha dicho que busquemos su
gracia para superar las adversidades, que busquemos su gracia para superar las
pruebas, que busquemos su gracia cuando creemos no podemos realizar aquello nos
proponemos. Y cuando lo buscamos a Él, su poder permanece y reposa en nosotros.
Es decir, su poder permite que nosotros podamos vencer cualquier cosa que
humanamente nosotros no podríamos dominar. Por eso nos dice:
Filipenses 4:13 (PDT)
13 Puedo
enfrentar cualquier situación porque Cristo me da el poder para hacerlo.
El poder de
Cristo permanece en nosotros por su gracia y por su gracia tenemos su poder. Su
paz yace en nosotros al saber que sin importar lo que pase, sin importar lo que
venga, sin importar las batallas, nuestras debilidades en realidad nos hacen más
fuertes. Pues pensar, que somos débiles nos hace ver la fortaleza de nuestro
Dios, nos hace ver la bondad de nuestro Dios, nos hace ver la majestuosidad de
nuestro Dios. Nuestras debilidades nos hacen fijar nuestra mirada en nuestra
Roca Inconmovible, nuestra fortaleza, nuestro Buen Pastor. Y es que aun cuando
tengamos miedo y creamos no podemos hacer algo, Él se manifiesta a nosotros
para cuidarnos y orientarnos.
Salmos 23:4 (TLA)
4 Puedo
cruzar lugares peligrosos
y no tener miedo de nada,
porque tú eres mi pastor
y siempre estás a mi lado;
me guías por el buen camino
y me llenas de confianza.
y no tener miedo de nada,
porque tú eres mi pastor
y siempre estás a mi lado;
me guías por el buen camino
y me llenas de confianza.
En esos lugares
peligros, donde necesitamos dirección, en esos lugares peligrosos donde creemos
no podemos, y que creemos nuestra debilidad tomará posesión de nosotros es
cuando se manifiesta El Buen Pastor, y nos dice que aun cuando tengamos que
cruzar esos tiempos o sitios, Él siempre está a nuestro lado y nos guiará por
el camino correcto y no solo eso, sino que nos da seguridad de lo que hacemos
porque Él está a nuestro lado.
Entonces este es
el tiempo de recordar, que aun cuando nos sintamos débiles e incluso atacados, cuando
nos sintamos que estamos en peligro y que no podemos seguir adelante, lo que
Dios necesita de nosotros es que sigamos adelante porque Él nos está guiando. Y
aun cuando miremos un ejército está alrededor de nosotros, nos dice: “…No tengan miedo y no pierdan la esperanza
ante este gran ejército, porque esta guerra no es de ustedes, sino de Dios.”
(2 Crónicas 20:15 PDT).
Por lo tanto, que
nos baste siempre su gracia, porque en su gracia está su poder y mientras tengamos
su poder dentro de nosotros, nosotros podremos enfrentar cualquier cosa, pues
su gracia nos sostendrá.
Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón, te
motivo a que lo hagas hoy, y leas la siguiente oración en voz alta:
“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues
mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y
verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo.
Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz. Yo sé que, si yo hoy muriese, en
tus brazos estaré. Amén.”
Y si hiciste esta
oración hoy, escríbeme al kltapiahernandez@gmail.com , me encantaría saber de ti. Y si esto fue de bendición para ti,
compártelo con alguien más. Somos una familia en Cristo, estamos aquí para
apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te bendiga!