300
300
Por Karen Lucia Tapia Hernandez
¿Has visto la película 300? En esta película el Rey Leónidas de Esparta
se enfrentaba contra el ejército persa, liderado por el Rey Xerxes (también
escrito como Jerjes). El Rey Leónidas, comandaba un ejército de 300 personas, Leónidas
eligió a sus mejores soldados para enfrentarse contra el desafiante Rey Xerxes,
y a pesar de que sabía que el imperio persa era extremadamente fuerte y que les
sobrepasaban grandemente en número, el mantuvo la firmeza de carácter en ir a
enfrentarlo porque luchaba por sus convicciones y en lo que él creía estaba
bien. Podemos ver un caso similar en la Biblia, el caso de la Reina Ester
cuando el pueblo judío, su pueblo, fue condenado al exterminio por una trampa
de Amán,[1]
quien miraba en los judíos una amenaza. La Reina Ester decidió pedir apoyo a su
pueblo mediante ayuno y oración, mientras ella iba a solicitar una audiencia al
Rey Asuero (el mismo Xerxes a quien se enfrentó Leónidas, que en este caso
también era llamado Asuero[2]).
Audiencia la cual el Rey Xerxes no solicitó y que, si Ester no hallaba el favor
del Rey, este podía simplemente mandar a matarla conforme a sus leyes. Y es así
que a veces nos pasa con las decisiones que tomamos en el al día a día con el
camino en Dios. Pueden ser riesgosas, puede parecer que lo que hacemos
racionalmente no tenga sentido o incluso, dependiendo de la decisión que tomemos
puede incluso parecer que hacemos una locura. Pero cuando Dios nos ha ordenado
algo a pesar de lo que parezca adverso, peligroso o sin sentido, Dios es quien
respalda la acción y nos da la firmeza de carácter para permanecer. Y es que la
firmeza se requiere en todos los ámbitos de nuestra vida, ya sea en las
decisiones familiares, laborales, escolares o cualquier otro entorno en el que
estemos participando.
Tomemos como ejemplo la palabra firmeza. El diccionario define firmeza
como: “Entereza, constancia, fuerza moral de quien no se deja dominar ni abatir[3].”
Mientras que la Concordancia Strong indica que en hebreo se dice “emunah,” lo cual es: “verdad, fidelidad,
fe, firmeza.[4]”
Podríamos decir que tener firmeza indica que uno es fiel a uno mismo y es
verdadero a sus convicciones y principios. Es decir que una persona firme, no
se doblega, no se deja manipular, ni se deja convencer por cosas ajenas a sus
convicciones, valores o principios.
Observemos el siguiente ejemplo:
Ester 4:13-15 Nueva
Biblia de las Américas (NBLA)
13 Entonces Mardoqueo les dijo que respondieran a Ester: «No pienses que
estando en el palacio del rey solo tú escaparás entre todos los judíos. 14
Porque si permaneces callada en este tiempo, alivio y liberación vendrán de
otro lugar para los judíos, pero tú y la casa de tu padre perecerán. ¿Y quién
sabe si para una ocasión como esta tú habrás llegado a ser reina?».
En el versículo anterior podemos ver que la Reina Ester podía tener la
posibilidad de permanecer oculta en el palacio del rey sin decir nada y quizás
dejar que sus compatriotas judíos murieran y ella salvar su vida. Sin embargo,
podemos intuir en este versículo que Ester tomó la decisión de enfrentar las
dificultades e ir ante el Rey para salvar al pueblo judío. Adicionalmente,
podemos enfatizar que Mardoqueo hace hincapié en el propósito y llamado de Ester, es decir, que, aunque pareciera una
dificultad y algo casi imposible humanamente de realizar, hay momentos claves
en la vida que nos llevan a tomar decisiones radicales para realizar lo que
Dios nos ha encomendado y asignado hacer. Este es un caso cuando podemos ver
como la firmeza de carácter es la que sale a relucir en tiempos cruciales de la
vida o en cualquier otra situación a la cual nos enfrentemos día a día.
Gedeón es otro ejemplo de firmeza en la Biblia. Al leer el libro de Jueces, podemos ver que él
estaba con miedo de lo que Dios le estaba pidiendo, pero hay un momento en que él
se mantiene firme y fiel a lo que Dios le indica y hace lo que Dios le ordenó. Cuando
originalmente Gedeón iría a la batalla con aproximadamente 32,000 hombres[5],
hay un momento en que Dios le indica con cuántos hombres entraría a la batalla,
su remanente escogido para hacer frente a los enemigos de Israel. Observemos:
Jueces 7:7-8 Traducción
en lenguaje actual (TLA)
7 Dios le dijo entonces
a Gedeón: «Con estos trescientos
soldados voy a salvarlos y les daré la victoria sobre los madianitas.
Todos los demás, pueden irse a su casa».
8 Así que Gedeón se
quedó con trescientos hombres. Recogió los cántaros y las trompetas de los
demás, y los mandó de vuelta a sus tiendas de campaña. El campamento de los
madianitas quedaba más abajo, en el valle.
Es decir que, que cuando Dios le instruyó a Gedeón hacer algo, él lo
hizo por su convicción de que lo hacía por su fidelidad hacia Dios. Y al
ejecutar lo que Dios le pidió el obtuvo la victoria en la batalla.
Otro ejemplo de firmeza es Josué. Analicemos el siguiente versículo:
Josué 1:9 Reina
Valera Contemporánea (RVC)
9 Escucha
lo que te mando: Esfuérzate y sé valiente. No temas ni desmayes, que yo soy el
Señor tu Dios, y estaré contigo por dondequiera que vayas.»
Cuando Moisés delegó a Josué como su sucesor, Josué sabía que entrar a
la tierra prometida de los Israelitas requeriría batallas y enfrentamientos
contra los enemigos de Israel, sin embargo, él se mantuvo firme en las
instrucciones de Dios. Dios le dijo a Josué, que en el momento que el escuchara
lo que Dios le mandaba, si él se esforzaba y era valiente y a pesar de que tendrían
muchos enemigos en su contra y que ellos tendrían que luchar para conquistar su
tierra prometida, el Señor, estaría con él y, por lo tanto, su presencia le
ayudaría en cualquier cosa que él hiciera. Es decir que si Dios da un mandato y
sabemos que eso es lo que Él desea y lo cumplimos Dios nos guardará y nos
protegerá pase lo que pase.
¿Ahora, que es lo que te está indicando Dios a ti hoy? ¿En que desea te
mantengas firme? Dios nos habla a través de su palabra, sin embargo depende de
nosotros si lo escuchamos y ejecutamos lo que Él nos dice. Porque como le dijo
a Josué escucha lo que te mando, también nos dice:
Santiago 1:22 Palabra
de Dios para Todos (PDT)
22 Pero
no es suficiente con sólo oír el mensaje de Dios. Hay que obedecerlo. Si sólo
lo oyen, sin hacer lo que dice, se están engañando a sí mismos.
¿Qué es lo que te ha mandado Dios a ti? ¿Qué debes hacer? Estimados
lectores, escuchemos su palabra y pongámosla en práctica, sino como dice
Santiago, sería un engaño hacía nosotros mismos y de nada nos servirá sino
vivimos en la verdad.
Si esto te bendijo y te edificó te invito a que
compartas esta publicación. Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón o
deseas reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la siguiente
oración en voz alta:
“Señor
Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues mis pecados me separan de ti. Yo te
reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo
pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el
sacrificio en la cruz. Yo sé que, si yo hoy muriese, en tus brazos estaré. Amén.”
Y si hiciste esta oración hoy, escríbeme
al correo kltapiahernandez@gmail.com, me encantaría saber de ti. Somos una
familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te
guíe y te guarde!