Extranjeros: Probados en la Fe
Extranjeros: Probados en la Fe
Por Karen Lucia Tapia Hernandez
Puede ser que tengamos ocasiones en las cuales Dios nos ha hecho
promesas y debido al tiempo o a las dificultades, podría ser comencemos a
pensar si se cumplirán o no o incluso si sentimos a donde nos ha enviado el
Señor era el lugar correcto, pero es allí cuando más nos debemos aferrar a la
palabra de Dios y a lo que Él ha declarado para nuestra vida. Es en este tipo
de situaciones, cuando debemos reflexionar en como Dios se ha movido en nuestra
vida a través de los años, a través de las dificultades y a través de las cosas
que nosotros quizás en algún momento consideraríamos imposibles. Tal y como pasó
con los israelitas cuando salían de Egipto, muchas veces nosotros nos podemos encontrar
en encrucijadas donde no miramos ninguna salida, pero es allí cuando la mano de
Dios se glorifica aún más sobre nuestras vidas. Tomemos el primer ejemplo, el caso
de Josué y Caleb, junto con los otros líderes de Israel que fueron a explorar
la tierra prometida como espías. Cuando Moisés recibió la palabra del Señor del
lugar que debían conquistar.
Observemos el siguiente versículo:
Números
13 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
(Dt. 1.19-33)
13 Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
2 Envía tú hombres que
reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada
tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos.
3 Y Moisés los envió
desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Jehová; y todos aquellos
varones eran príncipes de los hijos de Israel.
En este versículo podemos observar, que la palabra de Dios vino a un
profeta de Dios, y consecuentemente, como parte de la instrucción de Dios, Él escogió
a personas con un propósito a cumplir, un diseño, un destino con el cual serían
participes de la victoria que jamás habían pensado. Se podrían imaginar que después
de más de 400 años de opresión, que reciban una noticia como que ellos mismos
formarían una nación poderosa, diríamos que humanamente no sería fácil de
asimilar, sin embargo, ese era el plan de Dios. No obstante, lo que Dios les
pedía era simplemente que comenzaran a ejecutar y ser partícipes del plan que Él
había elegido. Ahora la pregunta sería: ¿Confiarían los israelitas en el Señor
que les había hecho cruzar el Mar Rojo y sepultó a sus enemigos? ¿El Dios que
movió su mano poderosa contra sus enemigos de una manera que jamás se había
experimentado? Y es que así nos pasa a nosotros en muchas ocasiones, que después
de mirar y experimentar en nuestra vida el mover de Dios, venimos y lo
cuestionamos preguntándole si realmente va a hacer lo que nos dijo haría. Pero
es allí donde debemos estar muy atentos a lo que Dios desea que hagamos y ha
decretado para nuestra vida para seguir adelante y conquistar nuestra tierra
prometida.
Analicemos los siguientes versículos:
1 Samuel
30:3-8 Reina Valera
Contemporánea (RVC)
3 Cuando David y sus hombres llegaron a Siclag y vieron
que la ciudad había sido incendiada y que las mujeres y sus hijos habían sido
capturados,
7 Entonces llamó al sacerdote Abiatar hijo de
Ajimélec, y le dijo: «Te ruego
que me traigas el efod.» Abiatar se
lo llevó,
8 y David consultó al Señor. Le preguntó: «¿Debo
perseguir a esa banda de malvados? ¿Podré darles alcance?» Y el Señor
le dijo: «Ve tras
ellos, porque les darás alcance y podrás liberar a los cautivos.»
En esta ocasión podemos ver que David se había encontrado con una situación
desesperante y frustrante, sus hombres incluso habían pensado en apedrearlo
pues le estaban echando la culpa del saqueo y podemos inducir que también
pensaban no era un buen líder, pues lo querían matar. Mas es aquí cuando vemos
como reluce y se exalta Dios en las debilidades de David, pues David, al verse
en una situación de tribulación y dolor, decidió volver su mirada a Dios, su liderazgo
se vio fundamentado en Dios, la Roca, al buscar una respuesta en Él. Y lo
maravilloso del León de la Tribu de Judá, es que cuando David lo busca para una
respuesta en vez de consultar a alguien o a algo, Dios le dá una orden y le
indica que no solo podrá alcanzar a sus enemigos, sino que podrá también
recuperar lo perdido y liberar a los cautivos. Es decir que tendremos ocasiones
que quizás pareciera que nos hubieran quitado lo que era nuestro, o incluso
situaciones donde nuestra fe es probada más que nunca, sin embargo son en esas
situaciones donde tenemos que saber discernir cuales son los planes de Dios y
que es lo que desea hagamos, pues si Dios está de nuestro lado, no importa que
ejército acampe en contra nuestra o incluso quien quiera levantarse en contra
de nosotros, pues es el Gran Yo Soy quien se levanta a nuestro favor y nada ni
nadie le puede hacer frente.
Otra situación en la que podemos ver que la fe es probada grandemente es
con el apóstol Pablo. En numerosas ocasiones, podemos vislumbrar que el apóstol
Pablo pasó pruebas como no muchos personajes en la Biblia, sin embargo, él
siempre se mantuvo firme en su fe. Tomándolo como ejemplo, meditemos en el
siguiente versículo:
Hechos
27:22-24 Nueva
Versión Internacional (NVI)
22 Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo, porque ninguno
de ustedes perderá la vida; solo se perderá el barco. 23 Anoche se me apareció un ángel del Dios a
quien pertenezco y a quien sirvo, 24 y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes
que comparecer ante el emperador; y Dios te ha concedido la vida de todos los
que navegan contigo”.
El versículo anterior es un ejemplo de cómo Pablo siempre tenía su
mirada puesta en Dios. En esta ocasión, el apóstol se enfrentaba a un
naufragio, y su fe fue inquebrantable durante este tiempo en el que se podrían
creer que muchos morirían. En esto podemos observar lo siguiente:
1.
En el versículo 22 podemos discernir que Pablo tenía
la certeza de lo que ocurriría. Esto solo ocurre cuando alguien está en
constante comunión con Dios y sabe y ha visto indubitablemente que lo que Dios
le ha dicho se hace y se cumple.
2.
En el versículo 23 Pablo se dirige a los tripulantes hablándoles
de la experiencia que ha experimentado la noche anterior, pero también podemos
observar que no fue cualquier noche, sino que un ángel de Dios se le apareció
para darle un mensaje de su Salvador.
3.
Adicionalmente, en el versículo 23, podemos observar
la seguridad de Pablo al saber identificar de quien era el ángel. Es más,
afirma, que la razón por la cual el ángel se le apareció es porque él le
pertenece a Dios y por lo tanto solo Dios tiene potestad sobre él (no nadie
más). Es aun mayor su afirmación al decir que al momento que le pertenece a
Dios, también le sirve a Él. Por lo tanto, como servidor de Dios, solo ejecuta
lo que Dios le manda a hacer.
4.
Y por último en el versículo 24, podemos analizar que
el ángel llega a consolar a Pablo, en el momento de su tribulación. Encima de
eso, percibimos que el apóstol es reafirmado en su misión y propósito en ese
momento, pues el ángel le indica que es lo que debe hacer ante el Cesar. Y, por si fuera poco, podemos observar que la
noche anterior fue una noche en la cual Pablo estaba intercediendo por sus
compañeros tripulantes, pues el ángel indica que Dios le concedió la vida de
los otros tripulantes. Tomando en cuenta que conceder, significa: “Dar [una
autoridad o una persona con capacidad para hacerlo] una cosa a alguien que la
pide o desea.[i]” Es decir, Dios quien
es la autoridad sobre toda autoridad, decidió también proteger no solo a Pablo,
sino también a sus compañeros tripulantes.
Estos son los tiempos donde podemos decir que cada uno de estos
escogidos de Dios fueron probados en su fe, probados en tiempos de persecución,
tiempos de angustia, tiempos de cambio, pero cada uno de ellos fue escogido por
Dios con un propósito. Habían sido príncipes escogidos con un destino para llegar
a cumplir el mandato divino. Cada uno, era un representante del Reino de Dios,
un agente extranjero en la tierra, por mandato divino, quienes solo rendían
cuentas al Señor de Señores. Pues a veces en las tribulaciones, pareciera que
los agentes de Dios, humanamente no podrían escapar, más por la potestad
divina, Dios siempre es quien libra las batallas a nuestro favor. Estos son los
tiempos donde la fe nos ayuda a tener un carácter más fuerte, pero también en
los momentos, cuando estamos más débiles, que Dios nos dice, al igual que le
dijo al apóstol Pablo, “¡Bástate mi gracia![ii]”
Por lo tanto, estimados lectores, les animo, que pase lo que pase,
pongamos nuestra mirada en Cristo, la Roca Inconmovible. Que recordemos que Él
es El Gran Yo Soy, el Alpha y el Omega y por lo tanto Él sabe todo lo que va a
ocurrir, y que si Él está con nosotros nadie puede estar en contra de nosotros.
No importa que prueba estemos pasando hoy, si el León de la Tribu de Judá está
con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros? Solo nos queda decirle a nuestro
Señor, hágase tu voluntad, y Él nos defenderá ante cualquier situación que nos
enfrentemos.
Si esto te bendijo y te edificó te invito a que
compartas esta publicación. Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón o
deseas reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la siguiente
oración en voz alta:
“Señor
Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues sé mis pecados me separan de ti. Yo
te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo
pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el
sacrificio en la cruz, sé que por tu Sangre yo soy limpio/a de todo pecado y
hoy tengo un nuevo comienzo. Te pido que, a partir de hoy, tu palabra sea la
lámpara a mis pies y que tu Espíritu Santo guíe mis decisiones en todo lo que
haga. Amén.”
Y si hiciste esta oración hoy, escríbeme
al correo kltapiahernandez@gmail.com, me encantaría saber de ti. Somos una
familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te
guíe y te guarde!