En Construcción: Desvío…
En Construcción: Desvío…
Por Karen Lucía Tapia Hernandez
El otro día, estaba pensando en la palabra desvío, se me vino a la mente
repetidas veces. Desvío pregunté, sentí de parte de Dios “Si, así es.” Y me
puse a contemplar esa palabra. ¿Y que se nos cruza por la mente cuando pensamos
en la palabra desvío? Usualmente podemos pensar en un rediseño, un periodo de
transición, redirigir, que debemos tener cautela en esa área, demoras
aparentes, señalización de advertencia, en construcción, existen personas
trabajando en ese lugar, habrán mejoras, es un esfuerzo en equipo (ya que
usualmente trabaja más de una persona), reparación, alguien está dirigiendo la
obra, vienen cosas nuevas, es algo que es momentáneo, hay una actualización. Y
es así también como nos pasa con nuestra vida, quizá podemos ir manejando o
caminando o usando cualquier otro medio de transporte y nos encontramos con un
desvío y creemos que vamos tarde a un lugar, pero realmente es un punto de
transición, que cuando esté terminado, veremos la obra final.
Comencemos, tomando el caso de Jacob, uno de los patriarcas de Israel y
meditemos en el siguiente versículo:
Génesis
31:41 Reina Valera Contemporánea (RVC)
41 Esta
clase de vida he tenido en tu casa durante veinte años. Catorce te serví por
tus dos hijas, y seis por tu ganado, y varias veces me has cambiado la paga.
Aquí podemos ver algo, como lo que muchas personas, clasificarían como
demora… Tomando como trasfondo la historia de Jacob, podemos recordar que su
madre, Rebecca, le había dicho a Jacob que fuera a su parentela a buscar una
esposa, donde vivía su hermano Labán. En este caso, Jacob pensó que él estaría sirviendo
a Labán por 7 años a cambio de su hija menor, Raquel, sin embargo, Labán lo
engaño y le dio a su hija mayor Lea, a cambio del primer término de servicio.
Esto se podría ver como un desvío hacia la ruta final, pero lo que Jacob en ese
entonces no observaba era que Dios lo estaba preparando para una salida con mayor
bendición de lo que él tenía en mente. En el versículo 41, podemos vislumbrar
que Jacob pasó 20 años sirviéndole a Labán, su suegro, y que él, fue injusto en
el trato que tenía hacía Jacob, no obstante, Dios siempre guardó a Jacob.
Génesis
31:42 La Palabra
(Hispanoamérica) (BLPH)
42 Si el Dios de mi padre —el Dios de Abrahán, el Terror
de Isaac— no hubiera estado conmigo, es bien seguro que me habrías despedido
con las manos vacías. Pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y
anoche salió en mi defensa.
En este versículo podemos observar que aun cuando Jacob estaba
trabajando, para otros, El-Roi siempre estuvo observando el trabajo que Jacob
hacía. Es decir, que, a pesar, que él pensaba llegar a un destino en un tiempo
definido, y tuvo alguien que intentaba hacerle sabotaje, el Señor, el Dios de
Abrahán e Isaac, lo resguardaba desde su posición de Dios absoluto. Dios en su
soberanía, se le apareció al enemigo de Jacob, para protegerlo, e incluso
advertir al opresor, que no le podía hacer daño a Jacob. ¿Te imaginas lo que
Dios hace a nuestros enemigos y muchas veces ni cuenta nos damos que pasa tras bastidores?
Además, debemos tomar en cuenta, que Jacob, ya no estaba solo, sino que tenía a
su familia con él, Lea, Raquel y sus hijos. Y ahora, en conjunto con su equipo,
lo supieran o no, estaban trabajando en su carácter, en el carácter individual
de cada uno de ellos, no solo el de Jacob, sino de todos los que estaban allí.
Reflexionemos en los siguientes versículos:
Génesis
31:13-16 Nueva
Versión Internacional (NVI)
13 Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste una estela y me
hiciste una promesa. Vete ahora de esta tierra, y vuelve a la tierra de tu
origen”».
14 Raquel y Lea le respondieron:
—Ya no tenemos
ninguna parte ni herencia en la casa de nuestro padre. 15 Al contrario, nos ha tratado como si fuéramos
extranjeras. Nos ha vendido, y se ha gastado todo lo que recibió por nosotras. 16 Lo cierto es que toda la riqueza que Dios le ha
quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Por eso, haz ahora todo
lo que Dios te ha ordenado.
Primero, debemos reconocer que Dios le habló directamente a Jacob, le
hizo memoria de la promesa que le hizo Jacob a Dios[i].
Es decir, que Dios mismo nos ayuda a cumplir las promesas que le hemos hecho a
Él. Pero también, en ese proceso de transición entre la promesa que el hombre
le hizo, hacia el cumplimiento y realización de esa promesa, lo que eran
aparentes desvíos de su propósito, eran una manera que Dios usó para llegar a
cumplir esa promesa y realizar el plan de Jacob.
Segundo, Lea y Raquel, ahora como equipo, tomaban una decisión junto con
Jacob, como familia, el carácter de toda la familia fue transformado para que
Dios los usara como soporte y apoyo, a lo que Dios le había dicho a Jacob. Es
decir, en conjunto vieron, vivieron y percibieron las injusticias hechas en
contra de su familia y por lo tanto, decidieron actuar para ya no recibirlas
más. Por si fuera poco, El Gran Yo Soy, les hizo ver a ellas también, que
debían actuar para apoyar a su esposo, Jacob. Por ende, Jacob tomando en cuenta
a su propia familia, tal y como diría luego Josué (Mi casa y yo serviremos a
Jehová)[ii].
Tercero, la familia reconoce, que Dios hace restitución de todo lo que
se pudo haber perdido o lo que se pudo en algún momento considerado, robado,
pues vieron el mover y el actuar de Dios en todas las decisiones que otro (en
este caso Labán) tomaba tratando de perjudicar a Jacob, Lea y Raquel.
Cuarto, podemos percibir que para esta decisión tan importante como
familia: ¡el equipo familiar estaba unido! Esto es, que para cualquier decisión
que Dios encomienda y hay más de una persona involucrada, la unidad es lo que
lleva al cumplimiento de esa promesa. Si no hubiera existido unidad, entre la
familia de Jacob, es muy probable que la historia que leyésemos en la Biblia
hoy fuese muy diferente, indicando quizá que Jacob estaría sin familia y sin
propiedades. Pero cuando se obedece a Dios a como Él lo indica, todo viene a cumplirse
conforme a su palabra.
Por lo tanto, estimados lectores, consideremos, que si realmente
sentimos que estamos demorados, o estamos en algún tipo de desvío en lo que
nosotros creíamos iba a ser nuestro destino, debemos rendirnos ante nuestro
Señor, Él que dirige la obra, y recordar, que aun cuando no miramos lo que está
pasando, con el corazón rendido a Él, siguiendo y obedeciendo su palabra,
podremos encontrar nuestro propósito. Y no solo eso, Dios mismo nos recuerda que
si le hemos hecho promesas a Él, nos ayudará a cumplirlas para que le podamos
servir conforme su voluntad. No desestimemos los tiempos de transición, ni los
tiempos que parece redirigirnos hacia otro lugar, sino, que aferrados en
nuestra fe y en nuestras convicciones en Dios, pongamos nuestra mirada en Él,
para que miremos como Jehová-Rohi nos cuida, nos pastorea y sale a nuestra
defensa.
Si esto te bendijo y te edificó te invito a que
compartas esta publicación. Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón o
deseas reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la siguiente
oración en voz alta:
“Señor
Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues sé mis pecados me separan de ti. Yo
te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo
pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el
sacrificio en la cruz, sé que por tu Sangre yo soy limpio/a de todo pecado y
hoy tengo un nuevo comienzo. Te pido que, a partir de hoy, tu palabra sea la
lámpara a mis pies y que tu Espíritu Santo guíe mis decisiones en todo lo que
haga. Amén.”
Y si hiciste esta oración hoy, escríbeme
al correo kltapiahernandez@gmail.com, me encantaría saber de ti. Somos una
familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te
guíe y te guarde!