A puerta cerrada con brazos abiertos
Por Karen Lucía Tapia Hernández
¿Te gusta trabajar o
estudiar con ruido o con silencio? He
conocido varias personas que parecen concentrarse mejor cuando están
trabajando/estudiando con un ruido inmenso, puesto dicen que así se concentran
mejor o en dado caso, así les enseñaron a canalizar su enfoque. Ahora, esto me
lleva a pensar en como canalizamos nuestro enfoque cuando nosotros estamos
expuestos a ruidos, obstáculos, problemas, situaciones o incluso cuando
aparentemente parece que nosotros hemos tocado puertas, pero se nos han cerrado
y nos podemos llegar a sentir como si fuésemos rechazados o no bien recibidos.
Pero es aquí cuando Dios nos llama a acercarnos más a Él para que podamos
saber y conocer que es lo que desea que nosotros hagamos y ejemplifiquemos en
nuestras vidas. Es así como podemos observar a varios personajes bíblicos que
aun cuando tenían las puertas cerradas, decidieron levantar sus brazos hacia
nuestro Padre Celestial puesto que obviaron los problemas que tenían y alabaron
a Dios. Comencemos.
Caso 1. Pablo y Silas
Hechos
16:23-26 Reina-Valera
1960 (RVR1960)
23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel,
mandando al carcelero que los guardase con seguridad.
24 El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más
adentro, y les aseguró los pies en el cepo.
25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y
los presos los oían.
26 Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que
los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las
puertas, y las cadenas de todos se soltaron.
Ciertamente en este pasaje
bíblico, podemos ver que Pablo y Silas tenían las puertas cerradas, sin embargo,
estaban con los brazos abiertos a Dios. Pablo y Silas habían sido encarcelados
porque alguien sintió que la palabra que ellos predicaban les quitó dinero de
los que ellos hacían. Es decir, que por vivir en una vida de falsedad y no
aceptar lo que venía de parte del Espíritu Santo, se les cerró la puerta de un
pueblo y los enviaron a la cárcel. En el ruido de lo que decían los demás, los
obstáculos para predicar la palabra y la misión que Dios les había encomendado,
Pablo y Silas nunca perdieron su enfoque. Inclusive, en los versículos 23 y 24,
podemos observar que aparte de ser azotados (y azotados mucho) y encarcelados,
los enviaron al lugar mas escondido de la cárcel, además, les pusieron los pies
en el cepo, humanamente, estaban confinados a un espacio reducido. Observamos
que, en la hora del nuevo comienzo, el tiempo de un día nuevo, y recordando que
las misericordias de Dios son nuevas cada mañana, Pablo y Silas comienzan a
cantar himnos a Dios.Su corazón con puertas abiertas, transmitía la luz que
ellos llevaban dentro, siendo así que aún los reos en los otros calabozos los
escuchaban. Y como si no fuera suficiente, pareciera que la voz de estos
varones de Dios no solo rompió la barrera del silencio, sino que también la
inmovilidad de la tierra se vio sacudida por los himnos del cielo, que hicieron
que los cimientos de la cárcel se estremecieran de tal manera, que incluso las
cadenas y las puertas se rompieron puesto no aguantaron el poder manifestado a
través de la alabanza. Estos son los momentos en los que debemos reconocer, que
aun cuando nosotros estemos enfrentando situaciones que parecen limitar nuestro
movimiento, o incluso puede ser que parezca que no haya escapatoria, al
recordar que las misericordias de Dios son nuevas cada mañana y que en Él
encontramos nuestra fortaleza, adorándole y alabándole romperemos cualquier
cadena u obstáculo de opresión que haya querido limitar nuestro propósito en
Dios.
Caso 2. Pedro
Hechos
12:4-7 Nueva
Versión Internacional (NVI)
4 Después de arrestarlo, lo metió en la cárcel y lo puso bajo la
vigilancia de cuatro grupos de cuatro soldados cada uno. Tenía la intención de
hacerlo comparecer en juicio público después de la Pascua. 5 Pero,
mientras mantenían a Pedro en la cárcel, la iglesia oraba constante y
fervientemente a Dios por él.
6 La misma noche en que Herodes estaba a punto de sacar a Pedro para
someterlo a juicio, este dormía entre dos soldados, sujeto con dos cadenas.
Unos guardias vigilaban la entrada de la cárcel. 7 De
repente apareció un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda.
Despertó a Pedro con unas palmadas en el costado y le dijo: «¡Date prisa,
levántate!» Las cadenas cayeron de las manos de Pedro.
Este caso es un poco diferente, ya que Pedro estaba rodeado
de 12 soldados y estaba encarcelado. Al contrario del ejemplo anterior, en el
versículo 6, podemos ver que algo le hizo descansar a Pedro, de tal manera, que
no le importó dormir entre 2 soldados y además estar sujetado con dos cadenas.
Pedro ciertamente estaba a puerta cerrada. Sin embargo, en el versículo 5,
podemos percibir que quienes estaban con los brazos abiertos, orando
constantemente era la iglesia, es decir, la familia en Cristo, la que estaba
respaldando a Pedro. Podemos decir, que, en este caso, Pedro tenía tal paz en
Dios, que simplemente reposo y la iglesia, hermanos y hermanas en Cristo Jesús,
decidieron actuar en favor de él. Este es el momento, cuando podemos ver por
qué Dios siempre nos pone amigos, hermanos, familia, o ángeles a nuestra
disposición para que nos ayuden, oren e intercedan por nosotros. En el
versículo 7, observamos que un ángel le apareció a Pedro, como respuesta
enviada del cielo, para ayudarlo y liberarlo. Puede ser que tengamos ocasiones
que no seamos nosotros los que estemos a puertas cerradas, sino que Dios nos haya
instado a ayudar o interceder por otro. En estos casos, también debemos estar
con las manos abiertas, para ayudar a nuestro hermano o a nuestro amigo cuando
Dios nos los indique.
Caso 3. El timón.
Santiago
3:4-6 Nueva
Versión Internacional (NVI)
4 Fíjense también en los barcos. A pesar de ser tan grandes y de ser
impulsados por fuertes vientos, se gobiernan por un pequeño timón a voluntad
del piloto. 5 Así también la lengua es un
miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas.
¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa! 6 También
la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos,
contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno,[a] prende
a su vez fuego a todo el curso de la vida.
¿Pareciera broma verdad? El timón gobernando la dirección de
un enorme barco. Cuando a veces tenemos la percepción que solo cosas inmensas
pueden detener a sus semejantes. Y es que nuestro cuerpo y nuestra boca son
cosas de las cuales también debemos cuidar. La boca es la puerta que puede
estar cerrada o abierta. En el versículo 6, podemos observar que la lengua se
le dice un mundo de maldad. Y dependiendo como la usemos podremos incluso traer
juicio hacia nuestra propia persona, como dice la palabra: “Muerte y vida están
en poder de la lengua, y los que la aman comerán su fruto” (Proverbios
18:21, LBLA). Muchas veces nos puede costar mucho callar cuando creemos debemos
responder algo o en dado caso decir una palabra amable tal y como lo hizo
Abigail ante la ira de David cuando quiso destruir a Nabal.[i]
Tenemos ocasiones en que los que debemos mantener la puerta cerrada somos
nosotros, pero debemos mantener los brazos abiertos para alabar y bendecir a
Dios puesto que a esto nos ha llamado. Es aquí cuando Dios inclusive nos manda
a bendecir y orar por nuestros enemigos y con brazos abiertos orar por ellos
para que así miremos la recompensa del Señor.
Mateo
5:44-46 Nueva
Traducción Viviente (NTV)
44 Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos![a] ¡Ora por los que te persiguen! 45 De esa manera, estarás actuando como verdadero hijo de tu Padre que
está en el cielo. Pues él da la luz de su sol tanto a los malos como a los
buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual. 46 Si
solo amas a quienes te aman, ¿qué recompensa hay por eso? Hasta los corruptos
cobradores de impuestos hacen lo mismo.
Por lo tanto, estimados, recordemos que siempre debemos resguardar
nuestro corazón, nuestra mente y nuestro espíritu y pase lo que pase debemos
alabar a Dios. Todo es una decisión, ya sea a puerta abierta o puerta cerrada,
nuestras decisiones son las que harán la diferencia para ser llamados hijos de
Dios y que podamos ver la recompensa del cielo. Y sea que experimentemos
aflicciones, tribulaciones, injusticias, juicios, obstáculos u enfermedades,
recordemos lo que nos dice el apóstol Pablo, que nada nos podrá separar del
amor de Dios siempre y cuando estemos firmes en Cristo Jesús, en Él somos más
que vencedores.
Romanos 8:37-39 Reina-Valera 1960
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
aquel que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá
separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Si esto te bendijo y te edificó te
invito a que compartas esta publicación. Y si aún no has aceptado a Jesús en tu
corazón o deseas reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la
siguiente oración en voz alta:
“Señor Jesús, te pido perdón por mis
pecados, pues sé mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único,
suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la
carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz, sé que
por tu Sangre yo soy limpio/a de todo pecado y hoy tengo un nuevo comienzo. Te
pido que, a partir de hoy, tu palabra sea la lámpara a mis pies y que tu
Espíritu Santo guíe mis decisiones en todo lo que haga. Amén.”
Y si hiciste esta oración hoy,
escríbeme al correo kltapiahernandez@gmail.com, me encantaría saber de ti.
Somos una familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros.
¡Dios te guíe y te guarde!