¿Qué pata puso ese huevo? Dijo la tía abuela al tío Pedro
Por Karen Lucía Tapia Hernández
Recientemente
escuche el dicho, “¿Qué pata puso ese huevo?” lo cual a decir verdad me dio
risa, porque yo me quede que dicen que… Y es que los nicaragüenses y otros Centroamericanos
tenemos dichos y refranes que nos encausan a que es lo que realmente la gente
puede “pensar” de alguien a quien ellos no conocen o reconocen como alguien
que ellos avalan. Y aunque originalmente se usa como un término despectivo, lo
podemos interpretar también como algo que comúnmente les pasa a los cristianos.
Muchas veces, cuando alguien comienza a realizar ciertas tareas o funciones para
la labor de Cristo, o que alguien desea usar sus dones y talentos para realizar
algo productivo, puede ser menospreciado por los “espectadores” que no están realizando
nada al respecto de lo que la otra persona está haciendo o simplemente porque es
diferente a lo que ellos hacen. Pueden pensar que no vale la pena lo que el otro
hace, pero es aquí cuando podemos ver la diversidad de los dones de la iglesia
de Cristo dar a luz a los diferentes actores que llevan a cabo la función
designada por Dios. En este tema, analizaremos algunos ejemplos de lo que dice
Dios al respecto de nosotros.
1 Pedro
2:9 Reina-Valera 1960
El pueblo de
Dios
9 Mas vosotros sois linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
Muchas veces
hemos escuchado este pasaje y lo podemos ver de un ámbito diferente el día de
hoy. Cuando el apóstol Pedro hace referencia a vosotros, una de las primeras
cosas que podemos notar es que es plural, es decir que no hacía referencia a
una sola persona sino a un conjunto, es decir, de un grupo, se eligió ese
conjunto. Linaje, según la Real Academia Española, significa de “ascendencia o
descendencia de una familia, especialmente noble.” Me llama la atención la
palabra linaje porque en estos tiempos, dependiendo del lugar, puedes encontrar
quienes fueron tus ancestros e incluso el porcentaje al que pertenece tu ADN,
sin embargo, cuando Pedro hace referencia a linaje escogido, indica que, entre diferentes
familias, nosotros somos escogidos. Si ya al hablar de nobleza, era un factor,
adiciona, que el sacerdocio ejercido por esta familia es “real” o sea que no
eran solo nobles, sino que se pertenecía a los reyes. Aparte de eso,
adicionamos que es nación santa, es decir, el conjunto de personas que
eran escogidas, que se apartaron específicamente para Dios, para ejercer la voluntad
del Señor como nación. Otro factor que analizamos es que al ser adquiridos,
quiere decir que antes, alguien más tenía posesión, pero al ser Dios quien nos
adquiere despoja a alguien más de nuestra persona para que sea Él, el
dueño. Una vez que Dios nos adquiere, nos dice que debemos anunciar las
virtudes, esto es proclamar las características
del Reino de los Cielos para aquellos que aún siguen en las tinieblas. Puesto
dice, que nos llamó de las tinieblas hacia la luz. Por lo tanto, en el momento que
pasamos de las tinieblas a la luz, El Señor, espera que anunciemos las buenas
noticias y al formar parte de su familia, automáticamente nos volvemos voceros
de su voluntad y de como Él transforma las situaciones en algo positivo. En
este verso, podemos concluir, que el momento que El Señor nos llama, nosotros
pasamos a ser evangelistas, para proclamar el Reino de Dios.
1
Corintios 12:22,24-26 Reina-Valera 1960
22 Antes bien los miembros del cuerpo que
parecen más débiles, son los más necesarios;
24 Porque los que en nosotros son más
decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante
honor al que le faltaba,
25 para que no haya desavenencia en el
cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.
26 De manera que si un miembro padece, todos
los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros
con él se gozan.
¿Alguna vez has
pensado que no necesitas a alguien para hacer algo? Pues, resulta, que, si nos
necesitamos los unos a los otros. Inclusive cuando alguien quiera menospreciar
el trabajo del otro, es cuando el trabajo de este, da un mayor apoyo al cuerpo
de Cristo. Leyendo y meditando en los versículos de 1 Corintios 12:22,24-26,
podemos observar la interrelación que tenemos con cada uno de los miembros
del cuerpo de Cristo. Justo ayer, hablaba con una amiga y algo en que
coincidimos es que, como equipo, no podemos nunca jactarnos de que somos mas
que alguien o que no importa lo que hacemos, sino que como equipo estamos juntos
para edificar el cuerpo de Cristo, pero también cuando un miembro sufre
nosotros debemos de saber como ayudar a esa persona salir de ese sufrimiento
porque también nosotros sufrimos. A veces se nos olvida que las personas que
nos ayudaron, a veces necesitan ayuda, y aquellos a los que quizá nunca hemos
ayudado puedan necesitar de alguna palabra de aliento. Este pasaje nos lleva a
meditar en que si alguno de nuestros hermanos, esta con algún tipo de
padecimiento, dolor, tribulación, prueba o proceso, en lo que podamos, nosotros
como parte de un solo cuerpo, podemos ayudarle a seguir adelante y no darse por
vencido. Puede ser que a través de nuestras palabras esa persona siga cumpliendo
con su propósito, o puede ser que a través de nuestras acciones confirmemos
algo que Dios ya les haya dicho a ellos. Lo importante es que sepamos que, como
parte de un solo cuerpo, no podemos dejar de impulsarnos los unos a los otros,
pues todos somos parte de un solo cuerpo, el cual tiene el mismo propósito, ser
parte del cuerpo de Cristo (el cual Dios adquirió como nación santa). O sea, si
Dios nos adquirió como pueblo, no podemos decir que alguien que es parte del pueblo
es menos que nosotros, puesto Dios nos adquirió como nación santa para Él.
Romanos
12:4-8 Reina Valera Contemporánea
4 Porque, así como en un cuerpo hay muchos
miembros, y no todos los miembros tienen la misma función, 5 así también nosotros,
aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está
unido a los demás. 6 Ya que tenemos diferentes dones, según la
gracia que nos ha sido dada, si tenemos el don de profecía, usémoslo
conforme a la medida de la fe. 7 Si tenemos el don de servicio,
sirvamos; si tenemos el don de la enseñanza, enseñemos; 8 si
tenemos el don de exhortación, exhortemos; si debemos repartir,
hagámoslo con generosidad; si nos toca presidir, hagámoslo con
solicitud; si debemos brindar ayuda, hagámoslo con alegría.
En Romanos 12:4-8,
podemos ver algunos dones descritos por las Sagradas Escrituras, entre ellos
podemos observar: el don de profecía, el don de la enseñanza, el don de
exhortación, el de repartir, el de presidir, y el de brindar ayuda. Lo interesante
es que sepamos que vuelve a decirnos acá el apóstol, que somos muchos miembros
pero que todos ejercemos diferentes funciones. Por lo tanto, si en alguna cosa
sobresalimos o tenemos talento, como dice el Pastor Rick Warren, lo podemos poner
al servicio de nuestra iglesia, es decir el cuerpo de Cristo. No es necesario que
sepamos todo, pero si es necesario que sepamos trabajar con aquellos a los que
Dios les ha delegado un don o talento específico, puesto cuando creemos que
somos más que alguien, lo que hacemos es alejar a Dios de nosotros: “Porque el Señor es excelso, y
atiende al humilde, mas al altivo conoce de lejos.” (Salmos 138:6, LBLA). Cada uno de nosotros debe recordar que
solo es la gracia de Dios la que nos otorga lo que tenemos, y que a través de
su gracia es que nosotros podemos lograr el propósito de Dios, además, la
gracia, que es el don que nos da, no depende de nosotros, sino que esta gracia
es para edificar el cuerpo de Cristo para que juntos trabajemos en ayudarnos
los unos a los otros y trabajemos con los demás.
Por lo tanto, estimados amigos, recordemos, que no estamos
solos en este camino de la vida. Una vez que Dios nos llamó, se aseguró de
poner a personas alrededor nuestro que nos ayuden en nuestro caminar diario
para poder seguir adelante y que al preocuparnos los unos por los otros, podamos
edificarnos y así glorificar a Cristo Jesús, proclamando la bondad del Reino de
los Cielos.
Si esto te bendijo y te edificó te invito a que compartas esta
publicación. Y si aún no has aceptado a Jesús en tu corazón o deseas
reconciliarte con Él hoy, te motivo a que lo hagas, y leas la siguiente oración
en voz alta:
“Señor Jesús, te pido perdón por mis pecados, pues sé que mis pecados me separan de ti. Yo te reconozco, como mi único, suficiente y verdadero Salvador. Yo rompo, todo pacto, con el mundo, con la carne y con el enemigo. Te doy gracias, por el sacrificio en la cruz, sé que por tu Sangre yo soy limpio/a de todo pecado y hoy tengo un nuevo comienzo. Te pido que, a partir de hoy, tu palabra sea la lámpara a mis pies y que tu Espíritu Santo guíe mis decisiones en todo lo que haga. Amén.”
Y si hiciste esta oración hoy, escríbeme al correo kltapiahernandez@gmail.com, me encantaría saber de ti.
Somos una familia en Cristo, estamos aquí para apoyarnos los unos a los otros. ¡Dios te guíe y te guarde!